JOSE MARIA CASTRO
Compositor, director de orquesta, violonchelista. Perteneció a una notable familia de músicos. Tanto su padre, Juan José, como sus hermanos menores, Luis Arnoldo, Juan José y Washington, cumplieron una destacada actividad.
José María Castro egresó del Conservatorio Santa Cecilia de Buenos Aires, con primer premio, medalla de oro, en 1907. Allí estudió violonchelo con José García Jacot (maestro de Pablo Casals) y Humberto Ferrari; armonía con Constantino Gaito; y composición con Eduardo Fornarini.
Como intérprete inició su actividad profesional en la orquesta del Teatro Colón (1913-1914). Pero su importante y fructífera carrera la desarrolló dentro del campo de la música de cámara y de la dirección orquestal. Integró el Cuarteto de la Sociedad Argentina de Música de Cámara (1914-1915), junto a León Fontova, Juan José Castro (violines), Anibal Canut (viola) y Constantino Gaito (piano). Entre 1916 y 1917 formó parte del Trío y del Cuarteto de la Asociación Wagneriana de Buenos Aires. Allí compartió su tarea con Telmo Vela y Roque Citro (en violines; a este último le sucedió Fernando Criscuolo), Bruno Bandini (viola) y Juan José Castro (piano). En 1926, al fundar la Sociedad del Cuarteto, tuvo por compañeros a su hermano Juan José, Manuel Almirall (violines), Bruno Bandini (viola) y Francisco Amicarelli (piano). Dos años más tarde participó en la Orquesta de Cámara Renacimiento.
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Manuel Almirall, Juan José Castro, Bruno Bandini y José María Castro en la Bristol de Mar del Plata (provincia de Buenos Aires). |
Luego de debutar como director en 1930, al frente de la Orquesta de Cámara de la Asociación del Profesorado Orquestal (A.P.O.), pasó a ocupar el cargo titular de la Orquesta Filarmónica de la mencionada institución (1931-1948). Con este ensamble y en las temporadas que se sucedieron entre 1939 y 1942, dirigió cincuenta y nueve conciertos sinfónicos, en los cuales incluyó invariablemente la ejecución de una obra de autor argentino. En el citado organismo ya había ocupado el atril de violonchelo solista (1922-1927). De 1933 a 1953 fue director de la Banda Municipal de la ciudad de Buenos Aires. Con ella realizó una importante labor cultural de difusión, transcribiendo para banda composiciones del repertorio universal, en audiciones en parques y plazas, en escuelas, instituciones de cultura y fábricas de la capital argentina. A partir de 1930 dirigió los primeros conciertos sinfónicos que se transmitieron por Radio Splendid y otras emisoras de Buenos Aires (El Mundo y Excelsior). Lo propio hizo en el Teatro Colón, la Asociación Wagneriana y el SODRE de Montevideo (Uruguay).
Entre 1937 y 1943 efectuó dieciseis conciertos con la Orquesta Sinfónica de Rosario.
Al margen de la extensa actividad como intérprete, fue profesor en el Conservatorio Santa Cecilia y en el Municipal Manuel de Falla. Miembro fundador de la Academia Nacional de Bellas Artes (1936), compartió con Carlos López Buchardo la representación musical inicial de la institución.
Ya en 1929 había participado en una de las iniciativas que contribuyó a modificar, de una manera radical, el ámbito de la creación musical de su país. La creación del Grupo Renovación tuvo orígen gracias a la labor que llevó a cabo junto a Juan Carlos Paz, Jacobo Ficher, Gilardo Gilardi y su hermano, Juan José. A estos se unieron más tarde Luis Gianneo, Honorio Siccardi y otro de sus hermanos, Washington.
El Grupo Renovación marcó un hito dentro de la historia de la música argentina, pues cambió el rumbo planteado por el bloque numeroso y compacto de la generación nacida alrededor de 1880. Este grupo – que había centrado su actividad fundamental en torno de la Sociedad Nacional de Música y del Conservatorio Nacional – durante un cuarto de siglo condujo el movimiento musical en todos los campos. Estéticamente osciló entre las enseñanzas de la Schola Cantorum parisina, la impronta de Debussy, el elemento formal germánico, el influjo operístico italiano (Puccini principalmente). Técnicas que trataron de amalgamar con un nacionalismo ideológicamente fuerte, que alcanzó manifestaciones musicales de singular relevancia. Con el Grupo Renovación surgió una nueva tendencia. Una linea distinta que quiso oponerse, en cierta manera, a aquello con lo cual convivía y que había heredado. Integrada por los nacidos en la década del ’90, fueron excelentes instrumentistas, directores de renombre, que encarnaron más el “hacer música” en vivo, que el enseñar o dirigir instituciones. No conformaban un grupo homogéneo como el anterior, ya que cada uno conservó una marcada individualidad. Fueron alumnos, excepto Ficher, de Fornarini. Tuvieron un mayor contacto con la realidad musical europea del momento y si para la generación que los precedió los modelos fueron Franck, Debussy, Puccini o Strauss, este grupo encontrará sus puntos de referencia en Stravinsky, Ravel, Honegger, Schoenberg y Bartok.
En 1947 José María Castro era el secretario general de la Liga de Compositores de la Argentina, entidad de corta existencia que estuvo integrada pon Julián Bautista, Juan José Castro, Jacobo Ficher, Roberto García Morillo, Luis Gianneo, Alberto Ginastera, Guillermo Graetzer y Pia Sebastiani.
El sueño de la botella (1948), ballet en cinco cuadros sobre un tema de Luis Cané, fue estrenado en el Teatro Argentino de La Plata (aún no se ha podido precisar la fecha). La Suite para orquesta extraída del ballet y la versión para dos pianos constan de los siguientes números: Baile en el cafetín; Vals; Blue; Mazurka; Polca y Galop.
El último ballet, Falarka (1951) – en cuatro cuadros, sobre un tema de Jorge de Obieta – es la obra más representativa del género. De él existe una Suite orquestal.
En el repertorio de cámara, al margen de las primeras obras, se destacan la Sonata para violonchelo y piano (1933) en sus tres movimientos: “Allegro moderato”, “Andante lento” y “Tempo di giga”. Y cinco años más tarde la Sonata para dos violonchelos. Sus números: “Allegro”, “Andante”, “Tema con variazioni”. Aquí se manifiesta nuevamente la manera “transparente” de Castro, despojada de acumulaciones inútiles. La elección del instrumental le da ya esa posibilidad, pero él la elabora en plenitud con muchos pasajes a dos voces puras y recursos contrapuntísticos.
El Cuarteto en Do (1943), fue estrenado dos años después por el Cuarteto Pessina, en una serie de conciertos auspiciados por la Editorial Argentina de Música.
Dos Cuartetos de cuerdas (1943 y 1947), Tres estudios (1946), Tres piezas (1947) y la Suite del ballet El sueño de la botella, separan estas obras del Cuarteto Nro.3 (en Do) de 1956.
Su conducta como hombre, como instrumentista, en la dirección y en la creación, forman una unidad indisoluble, enmarcada en un ascetismo singular. Caso muy especial el suyo, en el que la modestia, la falta de ostentación, su apariencia introvertida y austera, se conjugan para que su obra y su tarea sean paulatinamente relegadas al olvido.
Fuente: http://www.musicaclasicaargentina.com
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