En el campo de la física acústica existe un fenómeno específico vulgarmente llamado “lobo” o “nota lobo” que afecta a algunos instrumentos de cuerda frotada. Como podremos ver, hay instrumentos más propensos a ello y examinaremos qué factores lo acusan o minimizan.
De todos los instrumentos de cuerda los que tiene más posibilidades de tener lobo son el violoncelo y el contrabajo, y en menor proporción la viola y el violín. También alguna vez lo hemos detectado en alguna una viola de gamba, pero de todas formas nos centraremos en el violoncelo para ejemplificar este fenómeno tan común y la mayoría de veces, molesto.
Explicación física
- entender fácilmente este concepto podemos probar en soplar en el interior de un tubo o de una botella vacía. Si soplamos correctamente obtenemos la emisión de una nota concreta, que solamente podemos cambiar si variamos la forma del continente o su volumen. Las flautas de émbolo funcionan basándose en este principio.
En el caso del violonchelo pasa algo parecido pero no podemos cambiar su forma ni volumen, y siempre habrá una nota que concuerde con la nota de resonancia de ese instrumento. Es cuando se produce el lobo.
Cuando el músico frota la cuerda del instrumento con el arco, esta vibra en frecuencias diferentes determinadas por la longitud de la cuerda vibrante. Dependiendo de la posición de los dedos de la mano izquierda la cuerda la acortamos más o menos para realizar las diferentes notas. El lobo se produce cuando la frecuencia de la nota que vibra coincide con la frecuencia de resonancia de la caja del violonchelo, (el espacio físico, el volumen de aire que contiene esa caja) creando un efecto de refuerzo y rechazo simultáneo de una nota concreta de cualquier escala cromática, provocando un sonido desagradable incluso en instrumentos de alta calidad, una disonancia que recuerda casi un aullido. Mientras esto sucede lo que percibimos es una pérdida y dispersión muy evidente de la nota y sus armónicos fundamentales y se aprecian solamente los armónicos superiores, incluso a veces el sonido que percibimos salta de una nota a su octava superior consecutivamente.
La facilidad de emisión del sonido queda mermada e incluso a veces se aprecia una reacción extraña en la vibración de la cuerda, siendo diferente de lo habitual. El músico tiene la sensación de que ha perdido el control de su instrumento.
La nota lobo se suele notar: en el violín en las notas do / do# y más en las posiciones altas de la 4ª cuerda que en las demás cuerdas. En los violonchelos la nota lobo puede oscilar entre las notas Mi b / Mi / Fa / fa#, siendo más evidente en la cuerda 3ª, en las posiciones altas de la 4ª cuerda , y en menor medida en las mencionadas notas cuando son tocadas en la cuerda 2ª. En los contrabajos suelen ser las notas sol /sol# /la / sib, sobre todo en la tercera cuerda. En la viola es más raro encontrarlo y si sucede es en notas y cuerdas similares al violoncello.
El lobo no tiene límites, puede afectar tanto a instrumentos sencillos de estudio como a instrumentos de clase superior. Irónicamente los instrumentos más propensos son los que suenan más y son más potentes, y suelen ser los lobos más difíciles de tratar. Puede aparecer o desaparecer durante temporadas sin motivo aparente (siempre hay un motivo). No todos los violonchelos tienen lobo y a veces hay chelos con lobo oculto sin manifestarse.
Pruebas realizadas mientras se toca un violonchelo ante un osciloscopio nos demuestran que la vibración normal de cualquier nota emitida tiene una forma de onda que tiende a ser triangular, llamada diente de sierra, de forma bastante clara y evidente. Cuando se toca una nota lobo la forma de onda se desdibuja pues los armónicos quedan alterados, y la forma que vemos en la pantalla oscila entre el diente de sierra original y otra de una frecuencia del doble de la primera. Entre las dos frecuencias se pueden observar interferencias de algunos armónicos extraños.
De qué depende que el lobo aparezca
- Tamaño y proporción del instrumento. Los instrumentos más anchos o altos de lo normal (más volumen de caja) tienen más tendencia a acusar el problema. Hay que intentar evitar los violoncelos que tengan más de 120 mm de ancho de aros
- Potencia y sonoridad: cuanto mayor es el volumen de sonido, más suena todo lo que el instrumento da de sí mismo, lo bueno y lo malo, y entre los posibles males evidentemente está el lobo.
- El espesor de las maderas, sobre todo de la tapa, también es importante: si las maderas son más gruesas el instrumento vibra menos, si las maderas son más finas el instrumento vibra más. Hay que evitar los instrumentos de tapas demasiado finas.
- Clase de puente (grueso, sequedad y veteado de la madera) La madera joven y con más humedad puede agudizar el lobo, y el grueso de la madera también influye en ello. Es de altísima importancia la calidad de madera empleada en el puente para poder evitar las notas lobo. Para minimizar sus efectos es muy importante que la madera sea lo más seca, densa y compacta posible, ya que es precisamente el punto de encuentro de las vibraciones de la cuerda y de las vibraciones de la caja del instrumento.
- Posición del alma: es el primer recurso que un luthier utiliza para minimizar el lobo. La posición, presión que ejerce entre tapa y fondo, diámetro y veteado, son factores con los que poder jugar para lograr regular el lobo.
- Grueso y presión de la barra harmónica: una barra demasiado recia le quita vibración a la tapa; una barra demasiado ligera y fina deja vibrar demasiado la tapa y agudiza el problema.
- Cuerdas: las cuerdas gruesas y con más masa tienen más tendencia a acusarlo. A veces basta con poner una cuerda de material más ligero para resolverlo. También se puede jugar con la tensión, que al fin y al cabo es lo mismo (a menor tensión menor grueso) El estado y la calidad de la cuerda también es importante. Si son más nuevas, brillantes y potentes o por el contrario están usadas y al envejecer han perdido potencia o brillantez. Un reciente caso que hemos resuelto de lobo en una viola se debía al mal estado de las cuerdas 3ª y 4ª.
- La presión que ejerce el músico con el arco y en qué parte de la cuerda se ejerce dicha presión, es decir, si acercamos el arco al puente o lo alejamos durante la ejecución.
- La humedad /sequedad relativa. El sonido se transmite mejor en aire húmedo, con los que las notas lobo se acusan.
- Si el instrumento tiene facilidad de emisión y ha sido más o menos tocado. Los instrumentos que tocan a menudo vibran con más facilidad. A veces, el lobo es muy poco agudizado, basta con dejar reposar el instrumento una temporada para que desaparezca el problema.
- Hay que revisar el estado de las encoladuras: un instrumento abierto parcialmente acusa muchísimo la nota lobo.
Procedimientos habituales para eliminar o minimizar la nota lobo
La amplitud dentro del espectro sonoro de la nota lobo afortunadamente es limitada: queda restringida a una pequeña oscilación que es menor de un semitono. Esto significa que si logramos trasladar el lobo y apartarlo de las notas que quedan dentro de una escala natural cuando tocamos en nuestro instrumento – moviendo el alma o cambiando el calibre de la cuerda – podemos esconderlo entre semitonos, es decir moverlo un cuarto de tono, que ya no entra en nuestras escalas clásicas y occidentales.
Para eliminar o minimizar los molestos efectos del lobo hay varios procedimientos a seguir:
1 –el más fácil de poner en práctica es mover el alma un poco. Se trata de intentar “trasladar” el lobo desde posiciones más evidentes (notas naturales y reales) hasta posiciones entre notas (cuartos de tono) que no necesitemos en nuestra ejecución diaria.
2 – presionar el violonchelo entre las rodillas más fuerte de lo habitual. Se puede hacer en ciertos pasajes, pero presionar de forma continua puede llegar a ser molesto y fatigoso. Lo que se pretende es quitarle vibración al instrumento.
Por procedimientos externos o añadidos:
Con los años de experiencia y tras muchas pruebas realizadas por parte de muchos luthieres se han creado productos específicos para este fin:
3 – el “matalobos” propiamente dicho, es el más habitual y se coloca en la cuerda que más acusa el problema. Se trata de una pieza de bronce niquelado de forma tubular con una goma interior que se fija en la cuerda con un tornillo. Se coloca entre el puente y el cordal, cambiando la relación de tensión- presión- masa en esa zona obligando así a mover el lobo de nota, eliminándose total o casi totalmente.
4 – otro tipo diferente de matalobos, consistente en una bola de acero recubierta de goma y con dos muelles en los extremos para tensarlo entre las cuerdas 1ª y 4ª . También se coloca en el espacio que queda entre el puente y el cordal.
5 – el matalobos interior. Se suele utilizar en tapasdemasiado delgadas. Funciona como una lengüeta de harmónica, afinada con la nota del lobo y existen varios modelos afinados con las notas usualmente más problemáticas ( Mi- Fa – Fa #). Se instala de forma fija en el interior de la tapa, bajo la efe izquierda.
6 – el matalobos exterior. De hecho lo que hace es presionar el cello de forma artificial como si lo hiciéramos con nuestras rodillas. El aspecto es parecido al de una almohadilla de violín, así como su sujeción, pero lo suficientemente larga como para abrazar el instrumento a la altura de las “ces” o aros centrales.
Jordi Pinto
FUENTE: http://www.docenotas.com/
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