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Entrevista a Sol Gabetta

ENTREVISTA: SOL GABETTA

“Mozart odiaba el violonchelo”


La joven chelista radicada en Suiza habla de su nuevo disco y de la difícil relación de algunos compositores con su instrumento.



SANDRA DE LA FUENTE .
cultural@clarin.com

Hace falta intercambiar sólo un par de palabras, además del formal saludo telefónico, para deducir con alguna certeza los sitios donde ya habitó la violonchelista Sol Gabetta. Tonada cordobesa, eses y ce propias de una auténtica madrileña se suman a la fortuita aparición de una acentuación a la francesa filtrada en su castellano para dar cuenta de su cosmopolitismo, de los distintos paisajes a los que se acostumbró su mirada. Del mismo modo, la frescura y energía de su voz delatan sus escasos 25 años. “Nací en Córdoba y viví allí hasta que cumplí diez años, con mis padres y mis tres hermanos. En mi familia la división del trabajo fue perfecta: mi madre se dedicó a las artes y mi padre a las cuestiones económicas. Gracias a esa división mi hermano y yo pudimos dedicarnos a la música porque es evidente que la mía es una actividad que necesita no sólo talento y trabajo sino una posición financiera más o menos respetable. Pero claro, al poco tiempo todas las responsabilidades recaen sobre el propio artista”, reflexiona en conversación telefónica con Ñ, desde su actual residencia en Basilea.

Una beca ganada a los diez años le permitió estudiar en la madrileña Escuela Superior de Música. Apenas terminado el curso se radicó en Suiza para tomar clases de violonchelo con Iván Monighetti, en la Academia de Música de Basilea.

En 2004 Gabetta sorprendió al auditorio porteño por la frescura y solvencia instrumental con la que interpretó obras de Mendelssohn, Rachmaninov y Ginastera. Hoy la cálida voz de su violonchelo puede disfrutarse a través del disco que grabó junto con la Münchner Rundfunkorchester. Diferentes piezas de Chaikovsky, el Concierto nø 1, de Saint-Saëns, y la Pampeana nø 2, de Ginastera, son los registros incluidos en el disco de edición nacional.

«p—Si se observa el catálogo de obras grabadas se comprueba que el recorrido que hacen los vilonchelistas es más o menos similar. ¿Es un instrumento con escaso repertorio?

«r—Mucha gente dice que el repertorio para violonchelo es muy pequeño. No estoy del todo segura de que eso sea cierto. Por supuesto, no tenemos el repertorio de un pianista ni de un violinista, pero hay una razón histórica para que las cosas se hayan dado de este modo: durante el período clásico barroco, el chelo funcionaba de bajo continuo y no como solista. Sin embargo, periódicamente se descubren piezas para chelo escritas en el barroco. Empiezo a creer que muchos más compositores de los que se pensaba vieron al chelo como instrumento solista. Tal vez el público no dio a esos compositores la oportunidad de sacar a resonar ese instrumento. Les sonaría extraño. Acaban de descubrirse en archivos 27 conciertos de Vivaldi escritos para chelo. Seguramente en su época, esos conciertos no eran del agrado de la gente; el compositor los escribió y tal vez fueron tocados solamente en un estreno.

«p—El violinista Félix Ayo reconocía en una entrevista que ciertos compositores eludían determinados instrumentos. Decía que Schumann había sido generoso con el violonchelo pero ineficiente con el violín y que en cambio los violinistas podían sentirse mimados por Mozart.

«r—¡Mozart odiaba el chelo! Nunca se le ocurrió ponerlo como solista; no tenía los valores que él buscaba en un instrumento solista. Seguramente no había escuchado las suites de Bach, entre tantas obras que luego se descubrieron; no pudo valorar el potencial solista que tenía el violonchelo. Muchas veces me pregunté por qué Mozart no le dio jamás al chelo la oportunidad de lucirse. Pero creo que hay que aceptar lo que él hizo y escuchar sus tríos y sus cuartetos en los que el chelo forma parte de una música increíble.

«p—Tu repertorio está centrado en la música del romanticismo ¿pensaste en extender tu técnica hacia esas obras del barroco que mencionabas antes?

«r—Sí. En este momento estoy muy metida en el barroco, trabajando incluso con un instrumento antiguo.

«p—¿Cuáles son las diferencias, en términos de exigencia técnica, entre el chelo del siglo XIX con el del XVII?

«r—El instrumento ha cambiado muchísimo desde el siglo XVII hasta aquí. El chelo barroco no tenía puntal, se apoyaba entre las piernas y dejaba más lugar para moverse con el arco, tenía un espacio mayor entre el puente y el diapasón. Las cuerdas que se utilizaban en aquellos tiempos eran de tripa, vibraban mucho más que las actuales, que son enrolladas en metal. La tensión del instrumento cambió completamente. Las obras que se han encontrado en archivos son de un gran virtuosismo diferente al actual: hoy es necesario apoyarse en el instrumento con todo el peso del cuerpo. Antes la música era más relajada, la virtuosidad dependía de la mano izquierda mientras que la mano derecha se apoyaba con peso natural.

http://edant.clarin.com/suplementos/cultura/2007/03/24/u-00203.htm